martes, 28 de febrero de 2012

Querida mamá...

Cuando leas esta carta, ya me habré ido. Siento que haya pasado esto, que haya tenido que irme de este modo. Apuesto a que lo te lo esperabas, como siempre que lo único que hago en la vida es escapar de los problemas, sin afrontarlos ni solucionar las cosas.
Y sí, tienes razón, pero... ¿acaso huir no es otra oportunidad de intentar empezar de cero? ¿De intentar arreglar las cosas desde otro punto de vista? No espero que lo entiendas, tan sólo que lo respetes, como tú me enseñaste.

No quiero que te culpes, ni te enfades, ni que estés triste. Sécate las lágrimas y cierra los ojos, porque todo va a salir bien, todo se va a arreglar. Voy a ser mejor persona, o por lo menos, lo voy a intentar, porque sé que dentro de mí hay una niña corriendo hacia una chica madura que aún tengo que encontrar pero que al verlo lo único que consigo es asustarme y huir, y así una y otra vez. Pero noto que esto está cambiando.

Por ello, te pido que no me busques, porque siempre te encontrare.

Con cariño.



Genoveva Nº20

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